martes, 16 de enero de 2007

¿Fornican los campeones?

Quizás Milton Graniolati fue un recalcitrante teólogo escolástico en alguna vida anterior: solo eso explicaría que, en pleno siglo XXI, le reclamara abstinencia sexual a los futbolistas mexicanos durante la cercana Copa Mundial Alemania ´2006.
El preparador físico del "Tri", tal vez inspirado en algún tratado de medicina medieval, pretendía que sus discípulos reprimieran por un mes sus urgencias carnales, o en todo caso, que dieran rienda suelta a su libido dos días antes y dos después de cada partido.
Dura empresa... Necesitaría una dosis mayúscula de facundia para entusiasmar a los mexicanos con esa teoría de sexo controlado. O eso, o cargaba con un contenedor de cinturones de castidad para Alemania y guardaba las llaves en un banco suizo.
¿De dónde sacó el uruguayo Graniolati qué las relaciones sexuales afectan el rendimiento deportivo? Posiblemente de la biografía del polémico boxeador Muhammad Alí, activo musulmán que se abstenía de fornicar seis semanas antes de cada pelea.
Tan misógina creencia goza de gran arraigo entre los mitos que desde hace siglos intentan difamar al llamado pecado original.
Para muchos, el coito debilita al organismo y representa un gasto energético que podría resultar fatal para quienes permanecen casi dos horas en constante movimiento, como los futbolistas.
Todo lo contrario opina el seleccionador brasileño, Carlos Alberto Parreira, al que poco le importa con quien se acuestan sus jugadores.
"Es sólo sexo, no hay problema. El problema es cuando se alimentan mal, fuman o beben: el sexo siempre es bueno, siempre bienvenido", estima Pariera con lógica aplastante.
Un mito deportivo
Diversos científicos han estudiado profusamente la relación entre coito y rendimiento atlético, y los resultados indican que hacer el amor genera más beneficios que daños al deportista.
Para el psiquiatra Adrián Sapetti, presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, resulta más perjudicial reprimir los deseos carnales, porque ello puede generar desórdenes emocionales.
Numerosos deportistas, algunos muy famosos, le confesaron a Sapetti que preferían masturbarse o mantener relaciones sexuales antes de las competencias para neutralizar el nerviosismo.
Emmanuele A. Jannini, endocrinólogo de la Universidad de L'Aquila y estudioso del tema, explicó que el coito estimula la producción de testosterona, hormona que incrementa la potencia de los deportistas.
Además, investigadores de la clínica universitaria de Ginebra aseguran que ocho horas después de la cópula ya el cuerpo recuperó completamente la energía perdida, que por cierto, es similar a la gastada subiendo dos pisos por escalera.
No obstante, los expertos aclaran que las relaciones sexuales sí pueden ser dañinas en condiciones estresantes, por ejemplo, cuando la necesidad de demostrar la hombría suplanta el goce particular.
La psicóloga boricua Alessandra Rampolla sugiere moderación: "Una cosa es una sesión sexual moderada y rutinaria -de 20 a 30 minutos-, y otra muy distinta es una sesión acrobática y maratónica de dos horas".
Pero cuando el acto transcurre placentera y distendidamente, los amantes –deportistas o no- se sienten más estimulados y felices, pues el sexo eleva los niveles de endorfinas.
Visto el caso, a Graniolati debería preocuparle más el bienestar de sus jugadores y aprender de Parreira, que por algo Brasil es el único equipo pentacampeón mundial. ¿O cómo explicar el desenfado de su “jogo bonito”?

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